domingo, 26 de marzo de 2006

EDURGEMNE

Educame al filo de la madrugada,
cuando el silencio nos toque
y el llanto deba retroceder,
silba a mi oído como una hada,
prueba a matarme con tu hiel.

Por los rincones del pasto y de la penumbra
dormiremos el sueño de los inmortales,
creyendo a las voces,
ignorándolas,
que nunca tus manos suelten mi voz.

Que puedo decir cuando tu llanto me invada,
que puedo hacer al quebrarse tu adios,
no soy espiritu de los tiempos,
y con mis venenos no puedo borrarme
en el dentro fragor.

Pintaré entonces tus delgados suspiros,
tendran cachorros en cada flanco,
rojos en cada flor,
cuando la lluvia nos cale en el desierto,
quinientos bastidores sumidos tendré.

Si un nudo en la garganta me tuerce,
si una mirada el polvo
lleva a mi boca,
no temeré,
seguiré mirando al cielo,
oscuro y descalzo,
y mis anquilosados dedos
por tu recuerdo
moveré.