sábado, 2 de junio de 2007

FAIST MULKAIT

Debieron decirnos que no había salida,
debieron dejarnos morir a nuestro antojo:
¡qué más daba la lujuria si el tiempo
irremediablemente terminaría!,
pero ellos decidieron el grillete perpetuo,
sin escuchar nuestro llanto,
sin presentir nuestro aliento.

Nosotros fuimos perdiendo las espeanzas,
la fuerza y las instancias,
el buen juicio y la claridad
a cada minuto que pasaba,
ya no sé si nos devoramos mutuamente,
ya no sé si a los ojos del divino
cometimos pecado,
o si a los ojos del diablo
agradamos demasiado,
sólo sé que el final nos trago
a cada uno, en un negro
túnel sin fondo alguno.

Lo platico porque ha pasado
y porque la muerte nos acecha,
aunque nunca ha de tocarnos,
así: ciegos, sordos y la mayoría deslenguados,
viviendo sin muerte posible,
sin vida útil probable,
encerrados, purgando,
y después de que me corte yo la lengua,
en silencio eternamente...