Es cierto el argumento de que el boxeo espectacular que Cristian Mijares utilizó para ganar dos cintos mundiales en la categoría supermosca, ese boxeo donde el jab era el protagonista, ahora sólo es un vago recuerdo; en el recuerdo también quedará el aniquilador serial de mexicanos Vic Darchinyan, derrotado en todos los campos por Abner Mares el pasado 11 de diciembre.
Verdugo ha sido ajusticiado
Burgos lo intentó y pudo llegar hasta el último round, pero la batalla tuvo severas consecuencias para el oriundo de Sinaloa: hospital y coma inducido. Ese 3 de marzo de 2007 Burgos fue aporreado con un poder descomunal que hace mucho no se veía entre los pesos mínimos. Vic Darchinyan, el campeón defensor del FIB mosca, fue el verdugo.
Mijares lo intentó y no pudo repetir la hazaña de noquear en una pelea en corto a Kawashima; el lagunero cayó a la lona desde el principio y en el noveno asalto ya no se pudo levantar. Ese primero de noviembre de 2008 Mijares entregó sus cintos AMB y CMB supermosca a un contrincante más salvaje: Vic Darchinyan penetró como nadie el veloz jab del Diamante.
Arce lo intentó y pudo haber terminado la pelea sin estar tocado realmente, pero desde el cuarto asalto le dieron una paliza que lo tenía exhausto: ya no podía ganar en el 12 y difícilmente se mantendría en pie. Ese 7 de febrero de 2009, Darchinyan retuvo sus títulos AMB, CMB y FIB supermosca, y probó su mandíbula ante un veterano, peligroso y fajador (apodado Travieso) que después de esa contienda debió decir adiós.
Rojas lo intentó y se burló con vistoso caminado de la polvora del campeón titular CMB supermosca, apenas dos episodios le duro el baile. Ese 12 de diciembre Darchinyan recobró la confianza tras su derrota ante Agbeko en peso gallo y desmoronó a un Tomás Rojas que por su distancia pintaba como el rival ideal del Raging Bull.
Guerrero lo intentó y conectó con poder al campeón mundial, resistió sin despeinarse los marros del australiano durante las 12 tandas. Ese 6 de marzo de 2010 un hombre que había recibido más de siete ganchos al rostró no cayó KO de las manos de Darchinyan, desgraciadamente su boxeo elemental no le alcanzó para vencer al aún campeón AMB-CMB supermosca.
Darchinyan lo intentó, primero sufrió ante el elemental boxeo (mismo que él profesa) de Agbeko y perdió la oportunidad por el FIB gallo; lo intentó de nuevo y Abner el Látigo Mares le recordó que no todos los días de la vida son victorias, lo terminó venciendo en el lugar que menos le gusta al armenio: las tarjetas.
La demostración de boxeo de Mares fue inferior a la que nos regaló el 22 de mayo pasado, ante Yhonny Pérez, pero pareció una copia de la estrategia vertiginosa que el originario de Guadalajara mostró; un inicio fuerte, la inferioridad ante el rival y finalmente ese boxeo aplastante con el que terminó mojando la polvora de Darchinyan (y Pérez) hasta la merecida victoria.
Abner necesito mucho más coraje que en ninguna de sus anteriores peleas: sintió la pegada de Vic. Tuvo que sacar a flote una buena condición física y mental, puesto que la mayoría de los hombres que el nacionalizado australiano que fueron tumbados perdían las esperanzas de ganar ante marros tan contundentes.
Quizás en los asaltos 2, 3 y 4 el mexicano parecía perdido en la pelea, la verdad es que dejó que Darchinyan sacara todo su arsenal y no se desgastó. Al final de la pelea fue penoso ver al otrora implacable asesino de los cuadriláteros buscando el amarre para evadir las vistosas combinaciones de Mares.
Mares no sólo vengó a Burgos, Mijares, Arce, Rojas y Guerrero; demostró que ya es una clara realidad en los pesos gallo y que sólo la cegera de Adair, Denkin y Williams lo tiene sin una la correa FIB gallo muy merecida. Es el nuevo campeón plata CMB gallo, sí, pero no tardará mucho en ponerse el fajín que merece en la cintura.
Ese jab extinto
Mijares realizó lo que parecía imposible (para él): bajó de nuevo a las 115 libras. Mijares se plantó ante un hombre que parece forrado de acero; intercambio golpes con Juan Alberto Rosas hasta el cansancio. Resistió el embate de un toro y no se inmutó ante el gancho al hígado que el 31 de julio dejó en la lona a Nongqayi.
Cristian utilizó la cintura como en antaño, pero no la cintura que burló al terrible venezolano Muñoz o la que escondió cara y cuerpo a la ametralladora de Navarro. Uso el movimiento de cabeza para evitar los furiosos volados, pero no con la calidad que sacó de quicio a Arce; fue rápido en el intercambio y en el largo trayecto, pero el Mijares del sábado pasado es una tortuga en comparación con el que derrotó en Japón a Kawashima.
Quizás la pelea de consagración de Mijares haya sido precisamente la que ganó en la larga ruta a el Travieso Arce. En ella pocos dudaban de que el sinaloense se convirtiera en doble campeón mundial, pocos creían en un boxeador de escaza pegada y de muy delgado cuerpo como el lagunero. Pocos creían lo que estaban viendo: el pantalón blanco del campeón CMB teñido de rosa por la sangre del fajador más popular de los pesos pequeños.
A Arce ni Darchinyan le pegó tanto como el nuevo campeón FIB supermosca. Ahora que el armenio ha sido derrotado al fin por un mexicano, los oscuros fantasmas de Cristian parecen conjurarse; ha vuelto a la clase mundial pero su famoso jab, aquél con el que ganó la mayoría de sus peleas antes de Vic y que no utilizó ni ante éste ni ante Cermeño, no volvió: se ha extinto.